lunes, 15 de noviembre de 2010

Antònia Font al Liceu

Em trobe nostàlgica des de fa un parell de dies i tinc ganes d'un concert com aquest, com el que van fer en el Paranimf de la UA fa dos anys...

jueves, 14 de octubre de 2010

Worth it!!


El curso empieza con ilusión, las ganas de volver, de ver a los compañeros, pero el autobús se hace pesado.

A las ocho de la mañana el autobús está tan lleno que un asiento libre parece un milagro, por pronto que intente levantarme, siempre pierdo el bus de menos veinte. Lo cual no acaba de estar mal si al menos el iPod tiene batería, de lo contrario, el viaje puede ser eterno.

La vuelta no es tan grave, pero muchas veces, a las nueve, tampoco hay sitio y normalmente, al ser entretemporada no se considera oportuno encender el aire el aire acondicionado. Mucha de la gente que va en el autobús, considera que tiene más prisa que tú y con más derecho puesto que trabajan y tú eres más joven. Se apoyan en las asas y los palos sin permitirte cogerte, empujan cómo si les fuera la vida en salir los primeros o te miran con desdén porque al quitarte la chaqueta lo has rozado sin querer.

Pero obviamente, sólo es la gente molesta, hay todo tipo de gente en los autobuses. Y todos los años a principio de curso, cuando ya estoy asqueada de ir en autobús hasta cuatro veces al día y veo un curso negro suplicando a la gente que me lleve en coche, pasa algo pequeño y grande a la vez, que me alegra un mal día y las horas de viajes sin música, libro, asiento, empujones y demás gente que detesta demasiado el autobús.

El año pasado, cuando iba al único examen de diciembre al que me presenté, llegaba tarde y estaba agobiada e insegura, sinceramente, estaba a punto de darme un espasmo en el autobús. De repente, tras una conversación con la señora de enfrente, un hombre mayor empezó a contar chistes, lo que empezó con la sonrisa de unos pocos, acabó con las carcajadas de todo el autobús, incluido el chófer. Creo que fue el mejor viaje a la universidad que he tenido. Un buen regalo de cumpleaños, supongo.

Este año, ha sido más pequeño, pero me ha devuelto cierto optimismo.
No había demasiada gente esperando en la parada y, cómo no, después de un día pesado, vi cómo el autobús arrancaba a lo lejos, así que había visto ir llegando a la gente. Las primeras que llegaron fueron una nena árabe, con su madre y su abuela, no llegaría a los dos años. Estuvo correteando y jugando con su madre delante de la parada, mientras esperaba y ya arrancó las primeras sonrisas. La siguiente fue una estudiante, víctima de las borregadas del día, con tres B's pintadas en la cara, con pose tímida. Todas entraron antes que yo. La madre con la niña se sentaron en el asiento grande de espaldas a la izquierda y la abuela enfrente del de la derecha, justo enfrente de la estudiante novata.
La nena estuvo hablando con su madre, atenta a la gente del autobús, la madre la amamantó y luego siguió mirando a la gente y por la ventana. Hasta que se quedó estupefacta con las B's de la borregada, le señalaba y se lo comentaba a su madre en árabe algo que por el tono, parecía ser algo INCREíBLE...

Creo que por estas pequeñas anécdotas, merece la pena todo lo demás...




Be HaPpy People~!!^^

sábado, 2 de octubre de 2010

Private Style

¡¡Ha empezado el cursooo!!

¿Y a si la emoción habitual, tanto por volver, como por reencontrarse con los colegas, como por el propio tedio de volver, de la excusa para material de papelería y libros nuevos... añadimos una HUELGA? (No me voy a meter en política, al menos por el momento)

Bueno, después de conseguir asiento a las ocho menos pocos minutos de la mañana, tras bajar un 30% de los pasajeros vestidos de uniforme Jesuita delante del pertinente colegio, me dediqué a mirar por la ventana y esperar a que mis párpados cayeran del todo, hasta, que, cómo siempre no pude evitar curiosear movimientos a mi alrededor. Una chica de uniforme de unos dieciséis años al sentirse levemente empujada por la mujer que pretendía sentarse en el asiento contiguo al mío, se sentó en el asiento contiguo al mío, mientras la mujer ponía cara de resignación (o paciencia).

Al sentarse, vio a las compañeras que estaban en el asiento de enfrente, a la otra parte del pasillo, sentadas juntas en el asiento grande de espaldas al conductor. Dado que era el día siguiente a la huelga, empezaron a ponerse al día. La de mi lado, se esmeró en explicarse que no había ido a la huelga "convencida" por su madre y aprovechando su preocupación por la falta de autobuses (comprensible) y por la seguridad de su hija a merced de los piquetes que "pudieran hacerle algo por llevar uniforme de colegio privado y asistir a clase". Tras todo esto y la pertinente pregunta a las compañeras de si habían ido a clase, las dos de enfrente, se dedicaron a contarle que en su clase (la de mi derecha), vacía sólo estuvo la profesora.

De repente la conversación, cambió de rumbo. A eso siguieron las críticas a la profesora y más sonrisas por parte del chico de enfrente, que supongo, estaría tan perplejo cómo yo.

Reconozco que es algo que todos hemos hecho y aunque no me sienta orgullosa de ello, en cierto modo y hasta cierto punto, lo veo normal en la ESO o Bachiller, pero lo que escuché a continuación no sabía si era para reír o para darle las condolencias por el mundo cruel en el que debían vivir.

Las críticas a la profesora empezaron por la palabra estricta y acabaron citando anécdotas con "rayas del ojo", faldas y botones. Por lo visto la profesora les resultaba odiosa porque no les dejaba llevar los ojos pintados y las mandaba desmaquillar, estaban indignadas, por tener que quitarse la raya del ojo con pañuelos secos y que el resultado fuera aun peor que la propia raya, puesto que por muy fina que se la pintaran, la profesora se acababa dando cuenta. La muchacha de mi lado estaba tan indignada, que pasó al tema de las faldas, ¡¡también les decía que debían bajarse las faldas a, al menos, por encima de la rodilla!!

Tomó la palabra una de las de enfrente, que, casualmente llevaba una línea del ojo de unos tres milímetros de grosor, que junto las ojeras y la cara de sueño, hacían que pareciera recién llegada de fiesta y con resaca. Y entonces empezó un monólogo que duró hasta su parada sobre lo estrictos que eran en su colegio, hizo repaso del maquillaje, la falda, la ropa en general y pasó al tema de la orla.

Resumiendo: entre un sinfín de osea llegó a la conclusión de que aquél colegio era demasiado estricto porque no les dejaban ir a clase con la falda un poco más corta, maquilladas y que tampoco les dejarían maquillarse, debiendo llevar los botones del polo abrochados para las fotos.

Sentí pena: Me dieron ganas de girarme y decirle que era así, que por mucha razón que creyera tener no la tenía, que era joven, que no necesitaba pintarse, ni mucho menos para ir al colegio y que esa libertad que pedían, yo la había tenido y gracias a ello yo la primera vez que entré pintada al instituto fue en la fiesta de despedida en 2º de Bachiller.Que odié en mi primer año de universidad preocuparme tanto por la ropa, el autobús lleno de gente, los prejuicios y no poder tocarme los ojos cuando me picaban o tenía sueño por la raya del ojo. Todo, porque en mi facultad, la mayoría de chicas le dan demasiada importancia a la estética y la apariencia. Pintarse porque quieras, por irte de fiesta, es una cosa, pero ir a trabajar pintada, no era tan bonito. Y que si de verdad querían vestirse cómo quisieran que fueran a un instituto público.

Luego pensé en el concepto de instituto público que debían tener y que para ellas no sería bonito sin maquillaje. Yo me alegro de haber llevado mis vaqueros largos y haberme restregado los ojos a primera hora de la mañana sin correrme el maquillaje y me sigo alegrando.

Qué bonito sería el mundo sin series de adolescentes adultos... y qué aburridos algunos de mis domingos


Be HaPpy PeoPle~!!



viernes, 1 de octubre de 2010

Lo más...


Después de haber mantenido una misma discusión varias veces en distintas circunstancias y debido a mi, digamos, exilio en mi pequeña ciudad natal, me he decidido a retomar el blog.

Durante mucho tiempo la humanidad se ha dedicado a competir y no siempre deportivamente. Si nos ponemos a hablar sobre maneras de pensar, sin complicarnos, dejando corrientes filosóficas y grandes pensadores y mirando más a la calle, sin dudarlo, la más extendida es el chovinismo. Lo mío es lo mejor. Mi pueblo, mi gente, mi… Pero cómo las modas eso va y viene y según determinados factores (situación política, económica, población/región) eso va variando. Centrémonos pues en EEUU a finales de los años 20 – inicio de los 30. Digamos… ¿Nueva York?

Por aquél entonces se construyeron, con apenas once meses de diferencia entre inauguración e inauguración los dos espectaculares edificios que veis en la foto, compitiendo, cómo era la moda por entonces, por el título de edificio más alto del mundo. Los habreis visto miles de veces, en series, películas, fotos, cuadros en blanco y negro… El Empire State Building y el Chrysler Building son, si cabe, los dos edificios más famosos de la ciudad de Nueva York. Pues bien, nos encontramos ante el hecho de que la mayoría de gente no sabe distinguirlos. ¿Cuál es cual?

El primero en construirse fue el Edificio Chrysler, diseñado por William Van Alen, es en la actualidad uno de los edificios símbolo de la ciudad. Su diseño fue enfocado, no sólo a las innovaciones arquitectónicas y artísticas de la época, sino que además, debía convertirse en el icono de la empresa Chrysler, mostrando su grandeza y poder, por lo que se caracterizó con tapacubos y tapas de radiadores en distintas zonas a lo alto del edificio. Se contruyó a una velocidad de cuatro pisos por semana para acabar compitiendo con el edificio 40 de Wall Street, al que le añadieron 61 centímetros reclamando el ya mencionado título del edificio más alto. Sin embargo, Van Alen tenía un as en la manga y añadió la aguja que hoy lo corona, construida en el interior del edificio y cuyo permiso consiguió en secreto, consiguiendo, así, el título de edificio más alto durante once meses.

En el solar del antiguo Waldorf-Astoria Hotel en el que al final del s. XIX se reunió la élite de New York City, el 1 de mayo de 1931 se ignauguraba, con el encendido de las luces desde Washington DC de mano del presidente Herbert Hoover, el Empire State Building, arrebatándole el título durante más de cuarenta años.

Todo sea dicho, que en la historia no todo son flores, obviamente, sobretodo cuando se compite por un título. En el caso del Chrysler no fue más que un malentendido o recelos mal fundados con beneficios para una de las partes. Cuando Van Alen, fue cobrar su 6% del precio total de la obra, el dueño del ambicioso encargo Walter Chrysler se negó, alegando que había cobrado bajo mano, comisiones de las constructoras implicadas en el proyecto. Tras sospechas, comisiones no demostradas y denuncia del arquitecto al propio Walter Chrysler, se llegó a un acuerdo que jamás se llegó a cumplir.

A pesar de la faceta oscura de los negocios, de lo que sí puede presumir el Edificio Chrysler es que fue construido sin ningún accidente mortal a lo largo del proceso, al contrario que en el Empire State en cuya construcción perdieron la vida cinco trabajadores. Hay que apuntar que no todos fueron accidentes, puesto que uno de ellos se suicidó tras haber sido despedido. Tampoco sería el único suicidio, desde que se habla del Empire State Building como edificio en obras o sin ellas, se han suicidado más de treinta personas, el último, la primavera de éste mismo año. Además del accidente de 1945 en el que un bombardero de estrelló contra el edificio cobrándose múltiples vidas.

Pero para que no todo sean tragedias, cabe añadir que en dicho accidente aéreo el ascensorista Betty Lou Oliver, ganó el Récord Guinness por haber sobrevivido a la caída más larga en ascensor de la historia, desde una altura de 75 pisos.

Además, en sus inicios, fue pensado cómo terminal para dirijibles, idea que se desechó tras varios intentos y algún incidente debido a la grandes características del edificio.

Con historia trájica o sin ella, ambos edificios son grandes obras arquitectónicas en sus disntintos estilos y se han convertido en símbolos de la ciudad de Nueva York y la arquitectura moderna, que, personalmente, me fascinan lo suficiente cómo para que una de mis mejores amigas me enviara una postal de la primera foto de la entrada con la palabra "obsessions" en el reverso. (El Chrysler Building es el de la izquierda y el Empire State Building, el de la derecha).

Por otro lado, y resuelta la duda de cuál es cuál, tengo que dar las gracias a quién fuera que me hiciera hablar de ellos por primera vez, ahora conozco su historia, su arquitectura, y, por sorpresa, que dos de los edificios más emblemáticos y conocidos del mundo son resultado de una competición tan absurda cómo la que puedan tener dos niños haciendo puntillas el uno frente al otro, intentando subir lo más arriba posible, con más o menos consecuencias desagradables.


Be HaPpy PeoPle~!! ^^

viernes, 2 de abril de 2010

¡¡Viernes Santo, procesiones al canto!!

Hoy he bajado al centro andando, porque además de desviar al autobús, hoy es festivo y tarda la vida en pasar, como unos 30 minutos, como de costumbre, sólo aproximados...

La cosa es que por vagueza, por falta de ganas, por hora y proximidad, he decidido ir a la cabecera de mi línea habitual para ir a la universidad... ¡¡oh, mi amado autobús!! mi suplicio de tardes y mañanas de llegar tarde no parando por límite de aforo...

El viaje no ha tenido mucho de peculiar, había bastante gente para un viernes a esas horas, quitando que era festivo y que las procesiones estaban acabando. He dejado que la gente que hacía cola, incluso dos chicos que han llegado después que yo, pasaran delante mientras comentaba un par de cosas con un amigo que me ha acompañado a la parada. Pues si peculiar no ha sido el viaje, sin duda sí le ha parecido a él, el hecho de que dos de los pequeños de una familia de gitanos que empezaban a desfilar por delante nuestro para subir al autobús, trastearan con dos móviles relativamente caros como si de un juguete se tratase, mientras vestían pantalones rasgados y pocos años.
Cuando he subido al autobús he ido a sentarme a mi sitio habitual, pegado a la ventana y de espaldas al conductor, pero uno de los pequeños, de unos 7 años, estaba sentado allí, así que me he sentado en el asiento perpendicular contiguo, su hermano lo ha llamado y lo ha hecho sentarse entre él y yo mientras yo sacaba mi ejemplar de Drácula de Bram Stoker.
Al principio del viaje, justo después del primer semáforo, la nena, de unos 6 años, se ha acomodado en el regazo de su hermano mayor para dormir, mientras el que estaba a mi lado sujetaba el movil del mismo, del que salía música pachanguera y flamenca aleatoriamente. El resto del viaje se podría decir que ha estado marcada por las sucesivas exclamaciones de admiración de los cuatro niños al ver setos con forma de animales, las luces del casino, castillos hinchables y muchas otras cosas que había en el recorrido provisional del autobús, lo suficientemente maravillosas como para que la niña que se disponía a dormir, no cerrara los ojos en ningún momento y su hermano, junto a mi, sujetando el móvil y echando miradas furtivas a mi libro cada vez que pasara página, se volviera hacia la ventana a sus espaldas cada vez que ella abría la boca...

Me ha parecido un viaje adorable^^

jueves, 1 de abril de 2010

Primera entrada

Hoy es mi segundo día de vacaciones. Ayer cambié el café por la cerveza, la cocacola y los panchitos... no es que no beba cerveza un miércoles o un jueves normal, pero sí bebo café, supongo que es parte de mi rutina, el café de media tarde, cuando estoy cansada tras clase, biblioteca y demás, aunque sea un rito social y de ocio, sigue siendo el café, mi sabor de rutina.

Bueno, y ahora a lo que interesa, a parte de cambiar café por otras bebidas menos estresantes, me he decidido a abrir un blog, éste blog.

Bien es sabido que si durmiéramos lo que es debido para tener una vida hipotéticamente saludable, pasaríamos/pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo. Hay gente que piensa que es una gran pérdida de tiempo de la que la humanidad peca al tenerlo como una necesidad, otra gente - entre la que me incluyo - le encanta dormir, y aunque se pueda llegar a considerar una pérdida de tiempo, se debe considerar, también, que de el tiempo que en ella se pase, sea poco, demasiado o justo, dependerá el rendimiento y el humor del individuo al día siguiente, sea lo que sea lo que sea que haga. Pero no es de eso de lo que quiero hablar.

Si una tercera parte la pasamos durmiendo como humanos que somos... dentro de esa humanidad, el porcentaje de gente que no tenemos carnet de coche, moto ni camión, pasamos otro tercio del tiempo restante subidos en autobús o un metro. En ellos, oimos, vemos, conocemos, recordamos y aprendemos sobre la gente. Después de pasarme dos años subiendo entre dos y cuatro veces diarias a un autobús, me he dado cuenta de que hay demasiadas anécdotas en el transporte público, que no deben ser pasadas por alto. Aquí os contaré o me quejaré de algunas de ellas.

Feliz Viaje!!^^