
¡¡Ha empezado el cursooo!!
¿Y a si la emoción habitual, tanto por volver, como por reencontrarse con los colegas, como por el propio tedio de volver, de la excusa para material de papelería y libros nuevos... añadimos una HUELGA? (No me voy a meter en política, al menos por el momento)
Bueno, después de conseguir asiento a las ocho menos pocos minutos de la mañana, tras bajar un 30% de los pasajeros vestidos de uniforme Jesuita delante del pertinente colegio, me dediqué a mirar por la ventana y esperar a que mis párpados cayeran del todo, hasta, que, cómo siempre no pude evitar curiosear movimientos a mi alrededor. Una chica de uniforme de unos dieciséis años al sentirse levemente empujada por la mujer que pretendía sentarse en el asiento contiguo al mío, se sentó en el asiento contiguo al mío, mientras la mujer ponía cara de resignación (o paciencia).
Al sentarse, vio a las compañeras que estaban en el asiento de enfrente, a la otra parte del pasillo, sentadas juntas en el asiento grande de espaldas al conductor. Dado que era el día siguiente a la huelga, empezaron a ponerse al día. La de mi lado, se esmeró en explicarse que no había ido a la huelga "convencida" por su madre y aprovechando su preocupación por la falta de autobuses (comprensible) y por la seguridad de su hija a merced de los piquetes que "pudieran hacerle algo por llevar uniforme de colegio privado y asistir a clase". Tras todo esto y la pertinente pregunta a las compañeras de si habían ido a clase, las dos de enfrente, se dedicaron a contarle que en su clase (la de mi derecha), vacía sólo estuvo la profesora.
De repente la conversación, cambió de rumbo. A eso siguieron las críticas a la profesora y más sonrisas por parte del chico de enfrente, que supongo, estaría tan perplejo cómo yo.
Reconozco que es algo que todos hemos hecho y aunque no me sienta orgullosa de ello, en cierto modo y hasta cierto punto, lo veo normal en la ESO o Bachiller, pero lo que escuché a continuación no sabía si era para reír o para darle las condolencias por el mundo cruel en el que debían vivir.
Las críticas a la profesora empezaron por la palabra estricta y acabaron citando anécdotas con "rayas del ojo", faldas y botones. Por lo visto la profesora les resultaba odiosa porque no les dejaba llevar los ojos pintados y las mandaba desmaquillar, estaban indignadas, por tener que quitarse la raya del ojo con pañuelos secos y que el resultado fuera aun peor que la propia raya, puesto que por muy fina que se la pintaran, la profesora se acababa dando cuenta. La muchacha de mi lado estaba tan indignada, que pasó al tema de las faldas, ¡¡también les decía que debían bajarse las faldas a, al menos, por encima de la rodilla!!
Tomó la palabra una de las de enfrente, que, casualmente llevaba una línea del ojo de unos tres milímetros de grosor, que junto las ojeras y la cara de sueño, hacían que pareciera recién llegada de fiesta y con resaca. Y entonces empezó un monólogo que duró hasta su parada sobre lo estrictos que eran en su colegio, hizo repaso del maquillaje, la falda, la ropa en general y pasó al tema de la orla.
Resumiendo: entre un sinfín de osea llegó a la conclusión de que aquél colegio era demasiado estricto porque no les dejaban ir a clase con la falda un poco más corta, maquilladas y que tampoco les dejarían maquillarse, debiendo llevar los botones del polo abrochados para las fotos.
Sentí pena: Me dieron ganas de girarme y decirle que era así, que por mucha razón que creyera tener no la tenía, que era joven, que no necesitaba pintarse, ni mucho menos para ir al colegio y que esa libertad que pedían, yo la había tenido y gracias a ello yo la primera vez que entré pintada al instituto fue en la fiesta de despedida en 2º de Bachiller.Que odié en mi primer año de universidad preocuparme tanto por la ropa, el autobús lleno de gente, los prejuicios y no poder tocarme los ojos cuando me picaban o tenía sueño por la raya del ojo. Todo, porque en mi facultad, la mayoría de chicas le dan demasiada importancia a la estética y la apariencia. Pintarse porque quieras, por irte de fiesta, es una cosa, pero ir a trabajar pintada, no era tan bonito. Y que si de verdad querían vestirse cómo quisieran que fueran a un instituto público.
Luego pensé en el concepto de instituto público que debían tener y que para ellas no sería bonito sin maquillaje. Yo me alegro de haber llevado mis vaqueros largos y haberme restregado los ojos a primera hora de la mañana sin correrme el maquillaje y me sigo alegrando.
Qué bonito sería el mundo sin series de adolescentes adultos... y qué aburridos algunos de mis domingos
Be HaPpy PeoPle~!!
jajajajjaja
ResponderEliminarmolt bona la entrada! trau-te el carnet d'una punyetera vegada i no haurás d'aguantar eixes coses!!! XD
està en procés!! xDD
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